lunes, 4 de agosto de 2008

Llegada a la India



Hace algo más de 15 días aterricé en Delhi con el propósito de ayudar a unos niños de un slum muy pobre en Mera Parivar.

Lo primero que me sorprendió fue el olor de la ciudad. Un olor que sólo alguien que ha estado en este país entendiende. A pesar del cansancio tras varias horas de vuelo, era imposible no ir con los ojos bien abiertos en el coche de camino a casa. Escuálidas vacas cruzando la carretera, tuc tucs y rickshaws cruzándose en nuestro camino, conducidos por delgados hombres. Puestos de frutas y limonada en cada calle. Niños y mujeres medio desnudos pidiendo limosnas en cada semáforo. Un paisaje lleno de color y a la vez un cielo gris contaminado. Decenas de hombres y mujeres sonriendo en un escenario lleno de miseria.

Mi llegada al cole fue igual de sorprendente. Más de cuarenta niños algo sucios y medio desnudos, apelotonados en el suelo de dos pequeñas clases sin aire acondicionado. Un calor y humedad insoportable. Y todos ellos mirándome como si fuera un extraterrestre con los ojitos bien abiertos, pero algo asustados. Me los quería llevar a todos a casa de la pena que me daba. Sin embargo en apenas unos días he aprendido que son niños como lo fuimos tú y yo, alegres, sonrientes, cariñosos. Pero a diferencia de ti o de mi, muchos no tienen padres, viven en la calle y nunca habían ido al cole. Se divierten con palos y piedras y no con muñecas o coches. Muchos no habían visto unas pinturas de colores antes. Pero no dejan de ser niños felices que sólo quieren aprender y que se les de cariño.

Yo siempre me había preguntado ¿Cómo gente tan pobre puede ser tan feliz? Pues os puedo asegurar que se puede. Este país está lleno de sorpresas. Sólo hay que abrir bien los ojos y no sólo mirar, sino fijarse bien en lo que ves. Hay que escuchar a sus gentes y tratar de entender su forma de vida, sus creencias ycómo entienden la vida.

Y eso es lo que voy a hacer. Involucrarme en sus vidas para entenderles y ayudarles a crecer y desarrollarse, principalmente a través de la educación.

Y a través de este blog os iremos contando cómo crece Mera Parivar y cómo sus niños cada vez gozan de mejores condiciones de vida.

Os agradecemos de antemano vuestro interés en estos niños y en este proyecto que acaba de empezar.

Arancha Martínez